En ocasiones me apetece escribir entradas que poco o nada tienen que ver con los sistemas de la información. Entradas inspiradas por las historias que oigo o por los libros que leo. En cualquier caso son entradas que siento la necesidad de compartir contigo y ésta es una de esas entradas. Esta entrada en concreto trata sobre la forma de ver el mundo que nos rodea.
A menudo me sorprende la forma que tenemos los adultos de ver el mundo. La mayoría de nosotros tenemos una visión angosta del futuro. Conforme vamos cubriendo etapas vitales vamos adecuando nuestras expectativas hasta convertirlas en “formalmente” realistas. Un ejemplo de ello sería asegurar que ya no seremos médicos o astronautas, que no seremos futbolistas profesionales o cantantes de un grupo rock pero… ¿Le has preguntado alguna vez a algún niño qué quiere ser de mayor? posiblemente te responda un par de profesiones totalmente dispares entre sí como arqueólogo o bailarina o puede que te responda que estrella de rock o veterinario. El futuro es suyo y no tienen prejuicios a la hora de responder sobre qué quieren ser cuando sean mayores. No hay puertas cerradas ni caminos cortados.
Cuando somos niños no nos preocupamos por el pasado o por el futuro, vivimos y sentimos completamente el momento. El problema comienza cuando comenzamos a aleccionar a los niños con valores y opiniones tanto sociales, culturales o religiosas. Comenzamos a sembrar en la mente de los niños la forma en la que deben ver el mundo y para ello usamos nuestra propia forma de verlo sin cuestionarnos siquiera si hay alguna forma mejor. Y para ello no dudamos en utilizar el miedo, la culpa, el ridículo e incluso la humillación en aras de la “educación”.
Y de esta forma, poco a poco, curso a curso, trimestre a trimestre, vamos instalando puertas y paredes, vamos borrando del niño toda su esencia y su libertad. Le vamos indicando qué puede y qué no puede hacer, en definitiva, vamos amoldando su mente y estrechando su futuro. Nuestros padres, nuestros profesores y nuestra sociedad pueden enseñarnos falsedades peligrosas y frecuentemente lo hacen.
Por ello te pido que derribes las puertas y las paredes que desde pequeño han levantado en tu mente. Que no creas que no se puede cuando digan que no se puede. Que digas NO cuando realmente quieras decirlo aunque para ello tengas que ser políticamente incorrecto. (Si lo piensas friamente, ser políticamente correcto es como estar de acuerdo con todo lo que está pasando en nuestra sociedad actualmente). En definitiva, que vuelvas a escuchar al niño que fuiste y sonreír al saber que se siente orgulloso de la persona que eres hoy.
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Image courtesy of [Phaitton] / FreeDigitalPhotos.net
quien fuere la persona inspirada, mis felicitaciones, no dejes de hacerlo….continúa así….