Archivo de la etiqueta: emprendedores

Aprende a escuchar

Aprende a escuchar activamente¿Cuánto hace que no escuchas de verdad? El 85% de la información que recibimos procede del sentido de la visión. Por ello, no es extraño que releguemos la tarea de escuchar a un segundo plano con facilidad cuando hablamos con alguien. La mayoría del tiempo estamos demasiado ocupados en nosotros mismos como para tratar de comprender a otros.

Somos capaces de escuchar y procesar 500 palabras por minuto sin embargo sólo somos capaces de hablar a una velocidad de 125. Esto significa que utilizamos el resto de nuestra capacidad para distraernos pensando en lo que tenemos que hacer urgentemente o peor aún ¿Cuántas veces estas pensando en la respuesta que vas a dar antes incluso de que tu interlocutor termine? ¿Cuántas veces terminas la frase? ¿Cuántas veces comienzas a responder antes de que la otra persona concluya?.

Muchas personas se creen en posesión de un certero punto de vista: el suyo propio, y por lo tanto, prestar oídos a cualquier otra perspectiva es una pérdida de tiempo. Las personas viven según su propio paradigma, es decir, su propio mapa interno de la realidad que explica cómo son las cosas y todos pensamos que el mapa que vale es el propio y que el de los demás está equivocado.

Debemos convertirnos en oyentes activos y yo aún diría más, deberíamos ser oyentes agresivos porque de esta forma, no sólo actuaremos de manera honesta con el otro sino que, además, casi sin darnos cuenta descubriremos nuevos y mejores puntos de vista que podremos añadir a nuestro paradigma interior para convertirnos en mejores personas.

¿Te ha gustado algún artículo? Apúntate a nuestra lista de correo y podrás recibirlos antes que nadie en tu email. Recibirás como máximo uno por día y podrás cancelar tu suscripción en cualquier momento

 

Image courtesy of [Ohmega1982] / FreeDigitalPhotos.net

Gasta de forma responsable tu dinero

Cómo gastar tu dinero de forma responsableDesde que somos pequeños nos preparan para que el día de mañana seamos miembros productivos de nuestra sociedad. Las escuelas, institutos y universidades nos brindan la formación necesaria para ganarnos la vida. Así pues, según nuestras aptitudes, nuestro entorno socio-económico y, porqué no decirlo, la calidad de los mentores que nos hallamos encontrado en nuestro camino curricular, ocuparemos diferentes eslabones en la cadena productiva.

El objetivo final para el cual nos han estado preparando durante 20 años es trabajar para obtener una remuneración económica acorde a nuestros conocimientos y aptitudes. Todo ello en aras de que el día de mañana obtuviéramos un salario por nuestro trabajo. Y lo que son las cosas, tras esos 20 años de tediosas clases, resulta que nadie te ha explicado cómo funciona el dinero. ¡Vaya descuido! toda una vida tratando de inculcarte conocimientos para obtenerlo y, una vez que empiezas a ganarlo, te percatas de que nadie te ha enseñado a gastarlo. En resumidas cuentas, alguien podría pensar que quieren que seamos listos para ganarlo y tontos para gastarlo.

“Quien compra lo superfluo no tarda en verse obligado a vender lo necesario.”

Proverbio árabe.

Por ello, es muy importante que adquieras una cultura sobre el dinero lo antes posible. Algunas personas se han visto obligadas a aprenderla a marchas forzadas debido a la crisis. La forma en la que gastas tu dinero hoy afectará directamente a tu capacidad de maniobra en el futuro, a tu libertad futura. Debes ser más listo, aprender a escapar de las trampas que te tiende la sociedad de consumo y de las bondades de sus créditos.

Lo primero que debes aprender es la diferencia entre gasto bueno y gasto malo. Mientras que el primero es una inversión, el segundo es un despilfarro disfrazado de necesidad. El gasto bueno revierte en nosotros mismos, por ejemplo, un libro, un curso, un viaje cuyo fin es exponerte a otras culturas y experiencias, o cualquier elemento que pueda enriquecernos como personas o hacernos ganar dinero en el futuro. Este tipo de gasto se paga a sí mismo a través del retorno de la inversión. El gasto malo es una compra emocional; compramos para compensar algún tipo de insatisfacción, es decir, consumimos para cubrir una serie de necesidades que tienen un origen más profundo del que te atreves a sondar.

A continuación voy a darte una serie de indicaciones que te ayudarán a tener una mayor conciencia del dinero:

  • Primeramente pregúntate a tí mismo ¿Realmente necesito esto que voy a comprar? ¿Esta compra me hará más rico o más pobre?.
  • Nunca pagues con tarjeta de crédito, hazlo en efectivo. Al pagar con dinero en efectivo tomamos realmente conciencia del gasto que estamos realizando. Por otro lado, pagar con tarjetas de crédito hace que olvides con más facilidad las compras que has realizado por lo que vuelves a comprar y a comprar.
  • Antes de realizar una compra superior a 100 € debes obligarte a esperar un período de 24 horas. Este tiempo te permitirá reflexionar y evitarás las compras compulsivas.

Si te detienes un momento y calculas la cantidad de dinero que has percibido en concepto de salario desde que comenzaste a trabajar quizás te sorprendas a tí mismo preguntándote dónde ha ido a parar todo ese dinero. Obtener conciencia sobre el uso del dinero te permitirá ser más libre, te permitirá trabajar para vivir y dejar de vivir para trabajar. Recuerda que si algo bueno nos va a recordar esta crisis es que podemos ser sin necesidad de tener.

 

¿Te ha gustado algún artículo? Apúntate a nuestra lista de correo y podrás recibirlos antes que nadie en tu email. Recibirás como máximo uno por día y podrás cancelar tu suscripción en cualquier momento

 

Image courtesy of [Idea go] / FreeDigitalPhotos.net

Obsolescencia Programada

La obsolescencia programada, camuflada hoy por hoy bajo el término Ciclo de vida del Producto, establece el tiempo máximo o el número total de usos que podemos obtener de un determinado producto antes de que éste deje de ser útil.

A la hora de diseñar nuevos productos, los ingenieros tienen muy claro qué parámetros de durabilidad deben atribuir a cada producto. Así mismo, los avances tecnológicos se van implementando de forma progresiva en el tiempo para poder justificar la aparición de nuevos modelos cada año con nuevas y fascinantes características que justifiquen la compra de este nuevo producto y declaren como obsoleto el fabricado hace tan sólo unos meses.

Así pues, no tiene sentido que los productos fabricados durante la década de los 80 duraran 20 años mientras que los que adquirimos a principios del 2000 ya hayan sido, en su mayoría, jubilados. Electrodomésticos, juguetes y demás productos de consumo tienen los días contados, nunca mejor dicho, nada más abandonar la fábrica. ¿Cómo si no se explica que las bombillas fabricadas en los años 30 duraran dos veces y media más que las que se fabrican actualmente? ¿Acaso no es posible usar la actual tecnología para fabricar productos que puedan durar varias décadas? Claro que es posible sin embargo esto afectaría negativamente al consumo, a las empresas, a los gobiernos, en definitiva, al sistema.

Si aún tienes dudas echa un vistazo a este link donde podrás ver con tus ojos una bombilla que tiene más de 100 años.

El combustible que mueve nuestro sistema capitalista es el consumo. No es de extrañar que los gobiernos midan el crecimiento de un país en función al crecimiento de la renta o del valor de los bienes producidos. Igualmente podemos oir los llamamientos de los gobiernos y los políticos instándonos a consumir para sacar al país de la crisis. Es este mismo sistema capitalista el que nos convierte en “consumidores insatisfechos”. Seguro que tú también al igual que yo has llegado a casa con algo nuevo recién comprado y seguro que al poco tiempo te has sentido también igual de vacío.

Finalmente te invito a ver este documental sobre la obsolescencia programada. Créeme si te digo que te sorprenderá enormemente y quizás la próxima vez que vayas a comprar algún electrodoméstico te lo pienses dos veces.

¿Te ha gustado algún artículo? Apúntate a nuestra lista de correo y podrás recibirlos antes que nadie en tu email. Recibirás como máximo uno por día y podrás cancelar tu suscripción en cualquier momento

 

Zona de confort

Todos habitamos nuestra propia zona de confort. Apenas somos conscientes de ello, sin embargo, nos movemos en nuestro devenir diario haciendo gala del extendido pensamiento generalizado: “virgencita, virgencita..” y de esta forma van transcurriendo nuestros días en, lo que nosotros consideramos, total normalidad.

Cada día resucitamos con el estridente alarido del despertador y abandonamos los dulces brazos de morfeo arrastrándonos hacia nuestra rutina. Soportamos atascos y malas noticias camino del trabajo y, una vez allí, vendemos nuestro tiempo haciendo algo que, en la mayoría de los casos, ni nos gusta ni nos importa. Aguantamos a nuestros Jefes, sus caprichos y exigencias, agradecidos porque con la que está cayendo…

Y de este modo transcurre nuestra existencia que no nuestra vida porque, sinceramente eso no es vivir. Y lo que es peor, si sorprendemos a alguien tratando de hacer las cosas de un modo diferente rápidamente le reprendemos y le instamos a regresar al rebaño y, de esta forma, acabamos con su sueño y con cualquier atisbo de esperanza que hubiera engendrado.

Pero quiero que hoy sea diferente. Quiero pedirte que hoy hagas algo que te oblige a salir de tu zona de confort. Estaría bien que llamases a esa persona con la que tienes esa conversación pendiente; me gustaría que hoy dieras el primer paso en ese proyecto que te ronda por la cabeza y que siempre andas aplazando o bien podrías salir a la calle e intentar conseguir que alguien te invite a desayunar. Luego vuelve y deja un comentario con tu experiencia.

Para terminar a modo de arenga te dejo una reflexión y un vídeo.

“¿Qué crees que pensaría el niño que fuimos del adulto en el que nos hemos convertido?”

¿Te ha gustado algún artículo? Apúntate a nuestra lista de correo y podrás recibirlos antes que nadie en tu email. Recibirás como máximo uno por día y podrás cancelar tu suscripción en cualquier momento

 

Crisis

Soluciones en tiempo de CrisisCrisis, crisis, crisis… en las esquinas, en las terrazas, en el trabajo y en las cenas de amigos. Es un tema recurrente en todas las conversaciones. La crisis se ha convertido en Trend Topic de nuestras vidas y, aunque delante del espejo te prometas que hoy no vas a hablar de crisis, siempre hay alguien que saca el tema y tú, como te consideras uno de los afectados, entras al trapo.

Hablar constantemente de la actual situación económica y del período que estamos viviendo en poco o nada nos puede ayudar. Peor aún, estarás de acuerdo conmigo en que tiene un efecto contraproducente. Los diversos medios de información se hacen eco continuamente de la situación; al levantarnos nos dan los datos del paro, a media mañana el IBEX 35 se deja de nuevo los 8.000 puntos ante la escalada de la prima de riesgo y por la noche nos informan sobre la caída del consumo en EE.UU. lo cual, por la magia de la globalización, afectará negativamente a nuestras exportaciones por lo que nuestra Balanza de Pagos será más negativa, etc. etc.

Sin embargo, la consecuencia más preocupante de esta crisis, bajo mi punto de vista, es que la mayoría de las personas han aparcado sus vidas a la espera de un momento mejor. Permanecen entre paréntesis, como en un estado de hibernación, a la espera de una nueva primavera económica con la que abandonar su crisálida para volver a retomar su vida.

Para todas estas personas tengo una mala noticia: la crisis no es pasajera, ha venido para quedarse. No se trara sólo de una concatenación de malos datos económicos. Esta crisis tiene raíces muy profundas y es mejor que lo asimiles cuanto antes.

“Hemos confundimos el tener con el ser. Y ahora que no podemos tener parece que no sabemos ser.”

El actual sistema capitalista se sustenta en el consumo. Un consumo tan feroz que es literalmente insostenible. Las empresas fabrican nuevos artículos basándose en unas expectativas de venta que a su vez provienen de unos estudios de mercado igualmente especulativos. Por lo que en el 95% de los casos se fabrica más de lo que se consume utilizando recursos naturales que, por si alguien no lo recuerda, son finitos. Obsolescencia programada, nuevos modelos con igualmente nuevas funcionalidades, cambiamos de ordenador, de teléfono, de televisión o de coche… hemos confundimos el tener con el ser. Y ahora que no podemos tener parece que no sabemos ser.

Sé que suena duro y desde aquí pido perdón si he herido alguna sensibilidad pero la crisis en sí es sinónimo de cambio, es un punto de inflexión. El cambio forma parte de nuestra naturaleza, de nuestra vida y nuestra supervivencia va a depender de nuestra habilidad para adaptarnos al nuevo entorno.

Si de verdad quieres cambiar esta situación deja de esperar a que otros solucionen el panorama. Levántate y mira a tu alrededor, tu día a día está lleno de oportunidades. Sé que ahora mismo no las ves pero están ahí. Quizás sólo tengas que ver las cosas por tí mismo y no a través de las gafas que, desde los medios de comunicación, te han recomendado.

Finalmente te propongo un sencillo experimento. Te invito a que durante una semana permanezcas ajeno a cualquier medio de comunicación. Olvida el telediario, la prensa y las publicaciones digitales. No permitas que nadie te hable de crisis ni de la situación económica. Siéntete libre de presión mediática y evalúa la realidad en primera persona. Camina durante esta semana por tu ciudad, por la playa o el campo. Vuelve a sentirte vivo y libre de las preocupaciones gratuitas que diariamente te regalan los medios de comunicación y sobre las cuales no tienes responsabilidad alguna. Te garantizo que después de esa semana serás una persona diferente, más positiva y dinámica.

En definitiva, deja de esperar a que la televisión anuncie el final de esta situación socio-económica. No te limites a poner entre paréntesis tu existencia porque otros proclamen que estamos en crisis. Conviértete en un indivíduo libre y activo, autónomo de acción y pensamiento, en definitiva un indivíduo vivo.

“La esperanza tiene dos preciosos hijos: sus nombres son enfado y valor; enfado al ver cómo son las cosas y valor para no permitir que continúen así.”

San Agustín.

¿Te ha gustado algún artículo? Apúntate a nuestra lista de correo y podrás recibirlos antes que nadie en tu email. Recibirás como máximo uno por día y podrás cancelar tu suscripción en cualquier momento

 

Image courtesy of [Stuart Miles] / FreeDigitalPhotos.net