Bienvenidos a la nueva era digital. Un nuevo paradigma tecnológico se cierne sobre nosotros para hacernos más “sencillo” el día a día. Podemos tener nuestros archivos en la nube, sincronizar nuestras fotografías de forma transparente con nuestros dispositivos, podemos hacer que nuestras webs favoritas estén disponibles donde quiera que estemos. Todo ello con tan sólo una dirección de correo y una contraseña única. La mayoría de estos servicios son gratuitos y afortunadamente multiplataforma.
Sin embargo no es oro todo lo que reluce y desde luego sería de tontos pensar que estas compañías prestan un servicio de forma gratuita sin esperar nada a cambio.
Permitidme ilustrar este artículo con un sencillo ejemplo: estás considerando comprarte una guitarra y para comparar modelos y precios le preguntas al gran oráculo del conocimiento de nuestros días: Google. Para empezar, en la primera página de resultados nos aparecen entradas de webs que han pagado por ocupar un lugar preferente en los resultados en función de unas palabras clave que los usuarios utilizan. Cada vez que haces click en uno de esos enlaces google cobra una pequeña cantidad al anunciante. Bien, digamos que hasta aquí el planteamiento es lógico.
Pero tu navegador (puede que programado por google casualmente) sabe que has estado visitando páginas relacionadas con guitarras, sabe el tiempo que has pasado en cada página e incluso cuales son los modelos sobre los que has hecho click. En google además, las búsquedas que has realizado han quedado asociadas a tu cuenta de google o bien a través del navegador.
Tras 17,45 minutos navegando por páginas dedicadas a la venta de guitarras decides que es el momento de visitar tu web favorita dedicada a la ornitología y ¿qué sucede entonces? pues que arriba, en el banner principal aparece un gran anuncio sobre GUITARRAS!!! A partir de ahora no importa qué web visites, la publicidad estará relacionada con tus últimas búsquedas. De forma subliminal estarás viendo guitarras en cada pequeño hueco donde mires. Lo peor de esto es que no hay una manera de informar a google de que, por fin, te has comprado la guitarra. En un intento desesperado intenté comunicarme con el oráculo introduciendo las siguientes palabras en el recuadro de búsqueda: “ya me compré la guitarra” o esta otra “cuantas guitarras debo comprar para que google pare con la publicidad”. Lamentablemente como podéis suponer estas consultas no hicieron más que agravar el problema.
¿Sabías que cada mensaje o fotografía que envíes a través de WhatsApp pasa a ser propiedad de WhatsApp?. La información es poder. Cada click, cada interacción que realizais en internet o con vuestros dispositivos móviles queda registrada. Cada fotografía que tomáis con vuestros teléfonos queda geolocalizada. Saben por donde te mueves, saben cuando estás de viaje y qué sueles hacer los martes a las 17:00.
Y así, poco a poco, casi sin darnos cuenta vamos entregando cada día un poco de nosotros mismos, de nuestros gustos, nuestras inquietudes, etc. Todo queda registrado en bases de datos para el estudio de nuestra conducta.
Conocernos mejor para vendernos mejor.
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